Cada vez que nos referimos a la obtención de financiación, parece que solo hablamos de los préstamos que otorgan las entidades financieras o de líneas de crédito que éstas abren en favor de sus clientes. Sin embargo, la innovación financiera ha posibilitado el acceso a nuevos métodos que, aun siendo menos conocidos por el gran público, gozan de una gran aceptación entre las empresas.
Esto es lo que ocurre con el factoring, una alternativa de financiación a empresas relativamente moderna que destaca por su comodidad. Consiste en la cesión de las facturas de una empresa a una entidad bancaria, denominada factor, para que que sea ésta la que se encargue de la gestión del cobro contra sus clientes.
El factor, a su vez, anticipa el importe de la factura a la empresa cliente, cobrando por ello cada una de ellas un interés y una comisión por cada factura descontada. La gran ventaja para la empresa es que puede disponer de los fondos sin necesidad de tener que esperar hasta el vencimiento de la factura (que en muchas ocasiones puede ser de 180 o más días), obteniendo liquidez de forma rápida.

Si, además, el factoring es sin recurso, se transfiere el riesgo de insolvencia del deudor a la entidad financiera, lo que constituye una ventaja adicional, ya que la empresa se despreocupará tanto de la gestión del cobro de las facturas como del análisis de riesgos de su cliente, a diferencia del factoring con recurso en el que tal transferencia de riesgos no existe.
No obstante, hay que decir que el banco exigirá que ese cliente tenga una cierta solvencia para evitar el impago de ciertas facturas, aceptando el pago de facturas a ciertos clientes y rechazando otros que tengan un mayor riesgo o aplicando una tarifa más elevada que compense la mayor exposición al riesgo de impago del deudor.
Ventajas y desventajas del factoring sin recurso
La comodidad de este método de financiación se debe a que, a diferencia de otros servicios bancarios como el descuento de efectos, en los que la empresa tiene que presentar la documentación que refleje que ha existido una relación comercial, como cheques, pagarés o letras de cambio, con el factoring solo es necesario presentar las facturas al factor.
Es, por tanto, un método de financiación ideal para aquellas empresas que emitan o acepten efectos comerciales como métodos de pago, por ejemplo, aquellas empresas que pagan solo con transferencia bancaria. Una de las empresas de factoring más conocidas en España es Gedesco, que realiza descuentos de pagarés y anticipos de facturas en 24 horas.
Además, reduce la información contenida en la contabilidad, al eliminar en el activo la cuenta de clientes y su correlativa de financiación de los mismos. Esto que a priori puede parecer irrelevante, permite una mejor interpretación de la información contable por parte de los analistas y directores financieros de la compañía, al resumir mucho el balance y permitir un mejor análisis de los ratios de rentabilidad, solvencia y liquidez.
Sin embargo, el factoring tiene también algunos problemas que es conveniente destacar. Por ejemplo, el coste de este servicio suele ser más caro que en el caso de el descuento de efectos o incluso el factoring con recurso, ya que se proporciona un servicio adicional que es la gestión de los pagos y el análisis de riesgos de los deudores.
Por otro lado, presenta el problema de que se restringe mucho el número de empresas clientes a factorizar. En general, el factor ofrecerá sus servicios únicamente cuando se realicen transacciones comerciales con clientes de solvencia contrastada.
Conclusiones
En cualquier caso, su comodidad a la hora de obtener financiación es posiblemente el aspecto más relevante del factoring sin recurso. Son muchas las empresas que ya emplean esta alternativa para financiar su circulante. Aunque la empresa incurra en los costes propios del servicio (el pago al factor), incurrirá en un ahorro de costes como consecuencia de la externalización de la gestión de los cobros y el análisis de riesgos de sus clientes.
Hay que decir, no obstante, que no es un servicio excesivamente extendido entre las pymes por los problemas de riesgo de insolvencia que suelen presentar éstas. Muchas de ellas no repercuten el riesgo de impago al factor, utiizando el factoring con recurso en su lugar.