Cuando solicitamos un créditos al consumo, también conocidos como préstamos personales, existen una serie de gastos asociados a parte de los intereses que pagaremos durante la amortización. Aunque normalmente no son muy elevados, conviene tenerlos en cuenta a la hora de comparar formas de financiación en distintas entidades, ya que un préstamo con un interés inferior puede resultar más caro debido a alguna comisión mayor.

Aunque cada entidad bancaria aplica sus propias comisiones y gastos, pudiendo asignarles distintos nombres, las que se aplican de forma más general son las siguientes:
- Comisión de devolución total o parcial. Cuando se devuelve una parte del préstamo personal de forma extraordinaria fuera del proceso normal de amortización en cuotas periódicas, se aplica una comisión sobre la cantidad devuelta. Este gasto es un porcentaje inferior al que se aplica al crédito. Además, la devolución parcial suele ser más barata que la total, pero con ésta última nos quitamos de encima la deuda y los interés que aún quedaban por pagar.
- Comisión de modificación. Las condiciones de un préstamo se acuerdan antes de su concesión y la firma del contrato. Si más tarde se quieren modificar éstas condiciones, además de recalcularse los intereses, el banco puede requerirnos una comisión para tramitar el cambio. Las modificaciones más habituales suelen ser en el tiempo de devolución, para alargar el periodo y conseguir una cuota más barata.
- Comisión de estudio. Cuando un cliente pide un crédito al consumo, la entidad financiera realizará una serie de averiguaciones y comprobará una serie de datos personales del cliente para comprobar su situación financiera y la capacidad del solicitante para afrontar los pagos. Según estas averiguaciones, el banco aceptará o denegará la solicitud y, en caso de aceptarla, aplicará unas condiciones u otras según la solvencia y el riesgo de impago.
- Gastos de apertura. Una vez que el banco ha aceptado la solicitud de crédito y se concede el dinero, algunas entidades aplican un gasto inicial fijo, que sólo se pagará una vez. Se denominan gastos de apertura y hay que tenerlos muy en cuenta, ya que muchas entidades los utilizan para ofrecer intereses bajos que recuperan a través de esta comisión.